El Día del Abuelo tiene su origen en la tradición cristiana, el 26 de julio coincide con la festividad de San Joaquín y Santa Ana, quienes, según la tradición católica, fueron los padres de la Virgen María y, por ende, los abuelos de Jesús. Esta conmemoración señala el papel crucial de los abuelos en la transmisión de valores, tradiciones y fe a las nuevas generaciones. Aunque su raíz está profundamente ligada a la religión, la celebración ha trascendido el ámbito eclesiástico y se ha convertido en una festividad para honrar a todos los abuelos, independientemente de su creencia.
Los abuelos desempeñan un papel fundamental en la estructura familiar, en muchos casos, son quienes cuidan de los nietos, aportan estabilidad emocional y comparten historias que conectan a las generaciones presentes con el pasado. Su presencia es, a menudo, un pilar que fortalece los lazos familiares y fomenta la comprensión intergeneracional.


